Hoy empiezo una sección nueva, los ¨básicos“, donde pondré recetas de lo más sencillo, cosas fundamentales de la cocina española que, por su sencillez, nadie explica.
Como comienzo, lo básico de lo más básico, aquello que todo el mundo sabe hacer. Quien no tiene un amigo que dice “no sé cocinar, pero hago una tortilla de patatas de muerte, ¿verdad cariño?»
Y, verdaderamente, sólo hay que ponerle eso, cariño para que salga bien, lo demás es lo de menos.
En este caso, la vamos a hacer con cebolla, pero la receta no varia si la queremos sólo de patata.
Ingredientes:
- 1 cebolla pequeña (150 gr)
- 2 patatas medianas (350/400 gr)
- 3 huevos (150 gr)
- Sal
- C.s. de aceite de oliva.
En primer lugar, pelamos las patatas, las lavamos y las cortamos dejándolas sobre un papel de cocina para que absorba el agua que suelten. En cualquier caso, es indiferente cómo las cortemos: finas, gruesas, regulares o irregulares.
Si bien es mejor utilizar patatas nuevas, vale cualquier patata por lo que se pueden poner las que se tengan en casa en ese momento.
Igual procedimiento seguimos con la cebolla, la pelamos, la cortamos y da lo mismo la forma ya que apenas se verá en la tortilla al final. Únicamente los que son histéricos con la cebolla la notarán, por lo que mejor cortar trozos pequeños que grandes.
A continuación, colocamos una sartén al fuego con aceite abundante, mejor de oliva aunque se puede utilizar cualquier tipo y ponemos en él la cebolla a fuego medio para que poche un poco y empiece a ponerse transparente. En ese momento echamos las patatas, removemos bien para que el aceite llegue bien a todas ellas y que se mezclen con la cebolla puesto que, si se quedase ésta en el fondo sin mezclar, podría dorarse en exceso. Ahora podemos subirle el fuego hasta que vuelva a coger temperatura, momento en el cual lo bajaremos, 4 en una escala de 10, le ponemos una tapa encima, las dejamos y le damos la vuelta de vez en cuando.
Iremos viendo como la patata se pone menos opaca que cuando la echamos. Cuando la patata se parte por la mitad sin dificultad y ya esta blanda le subimos el fuego porque no queremos que nos quede el interior como un puré, tiene que tener sus partes doraditas que, además, le dan un aspecto mejor a la tortilla una vez cuajada. Llegados a este punto no podemos distraernos porque se nos puede quemar parte de la patata si no estamos atentos.
Cuando la patata esté, la sacamos y la ponemos a escurrir, una vez escurrida le echamos sal, nunca antes de freírlas, y reservamos.
En un bol, de tamaño suficiente para que nos quepan el huevo y las patatas, batimos los huevos y les ponemos una pizca de sal, no mucha porque las patatas también llevan. Sobre el huevo echamos las patatas ya escurridas y algo mas frías que recien fritas puesto que, si las echamos directamente, parte del huevo se cuaja y no queda tan jugosa.
Seguidamente vamos a cuajarla y a darle la vuelta. Para ello, ponemos la sartén al fuego muy fuerte, cuando esté caliente le ponemos unas gotas de aceite y le echamos el contenido del bol procurando que este extendido y uniforme. Como tenemos el fuego muy fuerte, 9 sobre 10, enseguida se cuaja el exterior y, si lo dejáramos más tiempo, se nos quemaría.
Finalmente entramos en la única parte difícil de la tortilla: darle la vuelta. Con ayuda de un plato o de una tapa de cacerola, en cualquier caso muy plano, la ponemos encima y con un movimiento decidido le damos la vuelta, poniendo de nuevo la sartén sobre el fuego fuerte y dejando deslizar desde el plato la tortilla al interior de la sartén, la dejamos 30 segundos al fuego y la sacamos deslizándola sobre un plato o volviendo a hacer el movimiento de darle la vuelta, estará muy blandita y jugosa por el interior.
La estética también es importante, por ello siempre estaremos dándole su forma en el perímetro con una paleta o con el elemento que utilicemos para ello.
(El vídeo no es muy bueno porque mi cámara no estaba muy preparada, aunque si es voluntariosa, y no sabía que la tortilla y la sartén cambiaban de posición y tampoco tenía otra tortilla para cuajar y darle la vuelta)
Al estar así, aunque la patata absorba parte del huevo, pasados unos minutos seguirá estando jugosa.
Si lo que queremos es una tortilla que no esté tan blanda lo único que tenemos que hacer es, a la hora de cuajarla, bajar un poco el fuego y dejarla algo más de tiempo para que se nos haga, sin quemar el exterior.